Los expertos en marketing saben bien que la sociedad de consumo está repleta de filtros, sesgos conscientes e inconscientes que determinan nuestras elecciones.

Todo aquel bien o servicio consumido de forma masiva por el ser humano tiende inevitablemente a especializarse atendiendo a los diferentes sectores de la población a los que se dirige.

Así encontramos desde una hiperespecialización en sectores como la moda o la música hasta otra más moderada en la alimentación o los medios de transporte.

Probablemente, el principal sesgo que se aplica consiste en la franja de edad del sector de la población al que se dirige un cierto producto.

Encontramos diferentes estilos de moda para jóvenes y para no tan jóvenes, automóviles totalmente diferentes para ambos, productos alimenticios de cierto tipo que solo uno de ellos consumirá, estilos musicales que son seguidos solo por una generación y así sucesivamente…

En pocas épocas anteriores han sido tan acuciadas las diferencias generacionales. La información de hoy en día, más fluida que nunca y el ritmo acelerado con el que esto precipita la aparición de nuevas tendencias que sustituyen a las anteriores, provocan la paradoja de una sociedad mucho más conectada pero diferenciada entre sí.

Sin embargo, en algo tan común como la vivienda (situada dentro de la “seguridad” en la pirámide del célebre psicólogo americano Abraham H. Maslow en un importante segundo lugar) seguimos compartiendo edificios y comunidades sin aplicar ningún tipo de filtro más que el económico.

No es nuestro natural deseo de compartir espacio y tiempo con nuestros semejantes lo que nos agrupa en los residenciales actuales, sino nuestro poder adquisitivo el que determina a día de hoy la naturaleza del conjunto de inquilinos de una comunidad.

En los residenciales de cualquier ciudad encontramos parejas jóvenes con niños, envejecientes y jóvenes solteros que comparten comunidades con forzada naturalidad, sin aparente necesidad de diferenciarse en algo (el lugar donde vivimos) que nos define en mucha mayor medida que el automóvil que conducimos, la comida que consumimos o la tendencia de moda que vestimos.

No obstante, no ocurre así, ¿será porque no sentimos la necesidad de aplicar el sesgo de la edad y la condición personal en el sector de la vivienda o porque el mercado inmobiliario no ofrece esta posibilidad?

La promotora y operadora Single1 apuesta por esta última respuesta con la creación y expansión de su marca Single1 Residences dirigida a solteros profesionales.

Ofrece unidades habitacionales compactas, realmente cómodas, totalmente equipadas y amuebladas y dotadas de áreas comunes sin restricciones de horario, especialmente enfocadas en satisfacer las necesidades de este público; área deportiva, running path, piscina, gym, coworking, yoga garden, terraza musical y “grab & go”, etc.

El inquilino también opta a una útil, exclusiva y divertida aplicación que le mantiene al tanto de todas las actividades, servicios y oportunidades y le conecta con el resto de sus vecinos en el Single1 donde se encuentre.

Coherente con los tiempos y el mercado al que se dirige, Single1 Residences se centra en cubrir todas las necesidades de este sector de la población, cada vez más exigente con sus particulares necesidades, a la vez que implementa novedosas e insólitas medidas que ayuden también al bolsillo de sus inquilinos.

Como ejemplo de ello llama la atención que los servicios de minimarket 24 hrs y de lavandería, así como los ingresos por restauración, son gestionados por parte del operador que destina sus beneficios a reducir la cuota de mantenimiento mensual de sus inquilinos.

Esta marca en expansión, pues ya se trabaja en los diseños de Single1 Aruba, Las Terrenas y Riviera Maya, ofrece una irresistible combinación de innovación, diseño, entorno social, actividades y ubicaciones que nos hace pensar que pronto muchas personas solteras en numerosos destinos aprovecharán esta nueva posibilidad que se suma al mercado inmobiliario tradicional y muchos inversores querrán ser partícipes de ello.

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Qué es un soltero profesional y en qué se diferencia de un amateur....?, solo es por preguntar.

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